lunes, 17 de diciembre de 2012

FÚN FÚN FÚN.


¿Quién dice que no se va a acabar el mundo el 21? ¿Por qué lo dicen entonces los Mayas? Yo sólo se que una cosa sí se acaba, el madrugar. Se acabó eso de madrugar hasta el año que viene, se acabó eso de perder el bus y tener que subir tres cuestas andando. Se acabó. Y ahora empieza, el despertarse a las tantas, y desayomer a la una del mediodía, no hacer nada hasta la hora de salir, y preocuparte sólo en el pintauñas que llevas puesto. Y así, sucesivamente hasta el día de Noche Vieja, día atareado para la gran cena y preparaciones del magnífico look de gala. Será como una pequeña baja por estudios, sin tocar ningún libro hasta el día 6 de enero, cuando el Twitter estará repleto de twits como; ¿Habré malgastado mi tiempo libre cuando podía haber hecho los deberes?. Estoy deseando que llegue ya el 21, para despedirme de las viejas amargadas que dan clase. Así pues, es hora de leer el libro para satisfacer a la vieja chocha que me da Lengua.

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