domingo, 1 de abril de 2012

Sin juzgar, por favor.


A veces las verdades duelen. Escribo esta entrada con muchísimas lágrimas en mis ojos. Hacía ya tiempo que no lloraba así. Cuando escribo en mi blog, la gente puede sentirse identificada, y otras personas me echan en cara que escribo sobre ellas. Yo en ningún momento doy ningún nombre, y menos, insulto. Tal vez, si alguien se da por aludido, es porque en parte tengo razón en algo. Pero odio que me echen las cosas en cara. Yo no tengo la culpa de que las verdades duelan, porque como la gran frase dice: No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti.
Este es uno de los momentos en los que rompería una puerta, o gritaría sin parar hasta tranquilizarme, pero he llegado a la conclusión de que no tengo que llorar por una persona que me ha hecho sufrir bastante tiempo. Mi madre dice que sólo se llora cuando alguien cercano muere. Y pienso que tiene muchísima razón, pero creo que hoy tengo motivos para llorar. A mi se me ha muerto una amiga,o eso parece, porque ahora ha nacido otra persona diferente a ella, y no me gusta nada de lo que veo.

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